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Fregaderos de acero inoxidable
Por qué son fáciles de limpiar: Resistentes a las manchas, el óxido y la corrosión; la superficie no porosa evita la acumulación de bacterias.
Ideal para: Limpieza y desinfección rápidas. Evite los limpiadores abrasivos para evitar rayones.
Fregaderos de granito y cuarzo
Por qué son fáciles de limpiar: No son porosos, resistentes a rayones, manchas y calor. Su acabado mate disimula las manchas de agua y las suciedades.
Ideal para: Bajo mantenimiento: solo requiere agua y jabón suave para la limpieza diaria.
Fregaderos de un solo seno
Por qué son fáciles de limpiar: tienen menos grietas y uniones, lo que hace que sea más sencillo limpiarlas sin que las esquinas atrapen la suciedad.
Ideal para: Quienes prefieren un recipiente espacioso e ininterrumpido para limpiar ollas y sartenes grandes.
Fregaderos bajo encimera
Por qué son fáciles de limpiar: Se instalan debajo de la encimera, eliminando el borde donde se puede acumular la suciedad y la humedad.
Ideal para: una apariencia uniforme y una limpieza fácil desde la encimera hasta el fregadero.
Evite las opciones que requieren mucho mantenimiento:
Lavabos de porcelana/cerámica: propensos a astillarse y mancharse.
Fregaderos de doble cubeta: El divisor puede acumular suciedad y hacer que la limpieza sea más tediosa.
Consejo profesional: Independientemente del tipo de fregadero, limpiarlo a diario y limpiarlo profundamente de vez en cuando con vinagre o bicarbonato de sodio lo mantendrá reluciente.